Neandro
2008-10-18 08:27:45 UTC
Cantar de los Cantares (hebreo שִׁיר הַשִּׁירִים, Shir Hashirim),
conocido también como "Cantar de Salomón" o "Cantar de los Cantares de
Salomón", es uno de los libros de la Biblia y del Tanaj.
"Cantar de los Cantares" es una forma antigua de superlativo en lengua
hebrea, que tiene el mismo sentido que las conocidas expresiones "Rey
de reyes", "Libro de los libros", "Santo de los santos" o Sábado de
sábados. Este honroso tratamiento implica reputarlo "El Cantar por
excelencia", superior a todos los demás y el más singular y excelso
entre los de su misma clase.
En la Biblia cristiana se encuentra ubicado entre los libros de
Eclesiastés e Isaías, en la Biblia católica se encuentra entre
Eclesiastés y Sabiduría, mientras que en la versión judía se ubica
entre Rut y Eclesiastés.
El Cantar de los Cantares no habla sobre el sexo en el ámbito del
matrimonio, ni de la procreación: a la mujer nunca se le llama esposa,
ni se le pide engendrar niños.
De hecho, sobre el tema del matrimonio y la procreación, el Cantar de
los Cantares no dice absolutamente nada.
Lo que si contiene son numerosas referencias a sexo casual, mamadas de
pechos, felaciones, masturbaciones, fetichismo, etc.
Algunos pasajes que debeis seguir al pie de la letra si quereis ser
considerados como buenos creyentes en la Palabra del Señor:
Cantar de los Cantares, I, 11-12
1:6 - No reparéis en si soy morena, en si me ha bronceado el sol. Los
hijos de mi madre están irritados contra mí. Me habían puesto a
guardar las viñas, pero mi viña no la he guardado.
11- Mientras estaba el rey recostado en su asiento, mi nardo precioso
difundió su fragancia.
12- Manojito de mirra es para mí el amado mío: entre mis pechos
quedará.
Cantar de los Cantares, II, 3-6
3- Como el manzano entre árboles silvestres y estériles, así es mi
amado entre los hijos de los hombres. Sentéme a la sombra del que
tanto había yo deseado, y su fruto es muy dulce al paladar mío.
4- Introdújome en la pieza en que tiene el vino más exquisito, y
ordenó en mí el amor.
Cantar de los cantares, IV, 1-11
1- ¡Qué hermosa eres, amiga mía, qué hermosa eres! Como de paloma, así
son vivos y brillantes tus ojos, además de lo que dentro se oculta.
Tus cabellos dorados y finos, como el pelo de los rebaños de cabras
que vienen del monte Galaad.
3- Como cinta de escarlata tus labios, dulce tu hablar y sonoro. Como
cacho o roja corteza de granada, tales son tus mejillas, además de lo
que dentro se oculta.
5- Tus dos pechos son como dos gamos mellizos, que están paciendo
entre blancas azucenas.
11- Son tus labios, oh amada mía, un palanl que destila miel; miel y
leche tienes debajo de la lengua; y es el olor de tus vestidos como
olor de suavísimo incieso.
Cantar de los cantares V, 1-4
1- Venga, pues, mi amado a su huerto y coma del fruto de sus manzanos.
[...] cogido he ya la mirra con mis aromas; y he comido el panal con
la miel; bebido he vino con mi leche. [...]
2- Dormía yo, y estaba mi corazón velando; y he aquí la voz de mi
amado, que llama, y dice: Abreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía,
mi inmaculada y purísima: porque está llena de rocía mi cabeza, y del
relente de la noche mis cabellos.
[...]
3- Entonces mi amado metió su mano por la ventanilla de la puerta
probando si la abriría, y a este ruido que hizo, se conmovió mi
corazón.
4- Levantéme luego para abrir a mi amado, destilando mirra mis manos,
y estando llenos de mirra selectísima mis dedos.
Cantar de los cantares, VII, 1-3
1- [...] ¡Oh hermosa Princesa, y con qué gracia andan esos tus pies
colocados en tan rico calzado! La juntura de tus muslos son como
goznes, o charnelas, labrados de mano maestra.
2- Es ese tu seno cual taza hecha a torno, que enunca está exhausta de
preciosos licores. Tu vientre como montoncito de trigo, cercado de
azucenas.
3- Como dos cervatillos mellizos son tus dos pechos. [...]
8 - Tu esbelto talle se asemeja a la palmera y tus senos a racimos.
Cantar de los cantares, VIII, 1-3
1- ¡Oh quién me diera, hermano mío, que tú fueses como un niño que
está mamando a los pechos de mi madre, para poder besarte, aunque te
halle fuera o en la calle, con lo que nadie me desdeñaría!
2- Yo te tomaría, y te llevaría a la casa de mi madre; Allí me
enseñarías y harías ver tus gracias; y yo te daría a beber del vino
compuesto, y del licor nuevo de mis granadas.
http://es.wikisource.org/wiki/Cantar_de_los_Cantares
conocido también como "Cantar de Salomón" o "Cantar de los Cantares de
Salomón", es uno de los libros de la Biblia y del Tanaj.
"Cantar de los Cantares" es una forma antigua de superlativo en lengua
hebrea, que tiene el mismo sentido que las conocidas expresiones "Rey
de reyes", "Libro de los libros", "Santo de los santos" o Sábado de
sábados. Este honroso tratamiento implica reputarlo "El Cantar por
excelencia", superior a todos los demás y el más singular y excelso
entre los de su misma clase.
En la Biblia cristiana se encuentra ubicado entre los libros de
Eclesiastés e Isaías, en la Biblia católica se encuentra entre
Eclesiastés y Sabiduría, mientras que en la versión judía se ubica
entre Rut y Eclesiastés.
El Cantar de los Cantares no habla sobre el sexo en el ámbito del
matrimonio, ni de la procreación: a la mujer nunca se le llama esposa,
ni se le pide engendrar niños.
De hecho, sobre el tema del matrimonio y la procreación, el Cantar de
los Cantares no dice absolutamente nada.
Lo que si contiene son numerosas referencias a sexo casual, mamadas de
pechos, felaciones, masturbaciones, fetichismo, etc.
Algunos pasajes que debeis seguir al pie de la letra si quereis ser
considerados como buenos creyentes en la Palabra del Señor:
Cantar de los Cantares, I, 11-12
1:6 - No reparéis en si soy morena, en si me ha bronceado el sol. Los
hijos de mi madre están irritados contra mí. Me habían puesto a
guardar las viñas, pero mi viña no la he guardado.
11- Mientras estaba el rey recostado en su asiento, mi nardo precioso
difundió su fragancia.
12- Manojito de mirra es para mí el amado mío: entre mis pechos
quedará.
Cantar de los Cantares, II, 3-6
3- Como el manzano entre árboles silvestres y estériles, así es mi
amado entre los hijos de los hombres. Sentéme a la sombra del que
tanto había yo deseado, y su fruto es muy dulce al paladar mío.
4- Introdújome en la pieza en que tiene el vino más exquisito, y
ordenó en mí el amor.
Cantar de los cantares, IV, 1-11
1- ¡Qué hermosa eres, amiga mía, qué hermosa eres! Como de paloma, así
son vivos y brillantes tus ojos, además de lo que dentro se oculta.
Tus cabellos dorados y finos, como el pelo de los rebaños de cabras
que vienen del monte Galaad.
3- Como cinta de escarlata tus labios, dulce tu hablar y sonoro. Como
cacho o roja corteza de granada, tales son tus mejillas, además de lo
que dentro se oculta.
5- Tus dos pechos son como dos gamos mellizos, que están paciendo
entre blancas azucenas.
11- Son tus labios, oh amada mía, un palanl que destila miel; miel y
leche tienes debajo de la lengua; y es el olor de tus vestidos como
olor de suavísimo incieso.
Cantar de los cantares V, 1-4
1- Venga, pues, mi amado a su huerto y coma del fruto de sus manzanos.
[...] cogido he ya la mirra con mis aromas; y he comido el panal con
la miel; bebido he vino con mi leche. [...]
2- Dormía yo, y estaba mi corazón velando; y he aquí la voz de mi
amado, que llama, y dice: Abreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía,
mi inmaculada y purísima: porque está llena de rocía mi cabeza, y del
relente de la noche mis cabellos.
[...]
3- Entonces mi amado metió su mano por la ventanilla de la puerta
probando si la abriría, y a este ruido que hizo, se conmovió mi
corazón.
4- Levantéme luego para abrir a mi amado, destilando mirra mis manos,
y estando llenos de mirra selectísima mis dedos.
Cantar de los cantares, VII, 1-3
1- [...] ¡Oh hermosa Princesa, y con qué gracia andan esos tus pies
colocados en tan rico calzado! La juntura de tus muslos son como
goznes, o charnelas, labrados de mano maestra.
2- Es ese tu seno cual taza hecha a torno, que enunca está exhausta de
preciosos licores. Tu vientre como montoncito de trigo, cercado de
azucenas.
3- Como dos cervatillos mellizos son tus dos pechos. [...]
8 - Tu esbelto talle se asemeja a la palmera y tus senos a racimos.
Cantar de los cantares, VIII, 1-3
1- ¡Oh quién me diera, hermano mío, que tú fueses como un niño que
está mamando a los pechos de mi madre, para poder besarte, aunque te
halle fuera o en la calle, con lo que nadie me desdeñaría!
2- Yo te tomaría, y te llevaría a la casa de mi madre; Allí me
enseñarías y harías ver tus gracias; y yo te daría a beber del vino
compuesto, y del licor nuevo de mis granadas.
http://es.wikisource.org/wiki/Cantar_de_los_Cantares